Las mujeres del Cava y las burbujas eternas

Observen una copa de cava... las burbujas forman hileras desde la base y, poco a poco, pero de forma constante, aparecen a la superficie aumentado de tamaño en la subida. Es así como queremos ver a las mujeres de nuestro sector.

El Cava ha tenido siempre nombre de mujer, unos nombres, sin embargo, que han quedado siempre en segundo plano. Reivindicar esta historia y el papel que han desempeñado es uno de los objetivos, por ejemplo, de la entidad creada recientemente: Cava Women. Pero no solo eso, cada vez son más las empresas que van incorporando estos nombres femeninos en lugares más destacados dentro del organigrama de las bodegas, pero por desgracia todavía queda mucho camino por recorrer. Hoy queremos conocer un poco mejor el resultado y las opiniones que les han proporcionado todos estos años de experiencia y trayectoria a tres mujeres del Cava. La primera, justamente hija de una bodega con nombre de mujer, Anaïs Manobens, de Maria Rigol Ordi. Consciente de las diferencias, en el momento de comparar la visión de un hombre o de una mujer nos explica:

"Nuestra mirada inclusiva, la capacidad de esfuerzo, de trabajo en equipo y de empatía, supone una valiosa aportación al sector: tanto por la viticultura y la enología, como por la comercialización y la comunicación". - Anaïs Manobens

Una afirmación que viene avalada por la historia familiar: "tenemos mujeres que ya se implicaron, y mucho, en el pasado, mi bisabuela se puso al frente de la bodega cuando se quedó viuda, en 1937, y nosotras tenemos el reto de seguir creando referentes". Y no es tarea fácil, según Olivia Junyent, la gerente de Castell d’Age, “queda aún mucho trabajo por hacer, especialmente por la existencia de un techo de cristal que no permite que las mujeres lleguen a los altos cargos y que, por lo tanto, puedan hacer cambios estructurales en el sector”. Y es que las mujeres pueden y deben contribuir a la excelencia del sector y, tal como apunta nuestra entrevistada, lo conseguirán cuando seamos capaces de romper este techo de cristal, cuando las mujeres lleguen a puestos directivos u organismos de representación donde puedan hacer valer y aplicar esta visión más creativa y fresca de la que siempre oímos hablar.

Laia Esmel, la enóloga de Cava Esmel que lleva el mismo apellido, está de acuerdo: "hay que llegar a un punto en que la diferenciación de género no exista. La mujer tiene que poder estar en todos los niveles, desde la administración o las visitas enoturísticas hasta los trabajos más ligados al campo, sin que el factor físico sea limitante". Una clara referencia al empoderamiento femenino que tan necesario es en todos los sectores. "Tenemos que ser capaces de eliminar las barreras que a menudo nos ponemos nosotras mismas, y poder conciliar vida profesional y personal. Este es el mejor ejemplo que podemos dar a nuestros hijos e hijas” concluye Anaïs. Y lo que explica no es más que intentar superar el estigma, hacer un cambio de paradigma y dar paso a esta transformación social, tantas veces reivindicada, que no significa otra cosa que trabajar en red para integrar el talento femenino en cada rincón de la bodega.

De hecho, no solo en entidades feministas se apuesta por el liderazgo femenino, son muchos los estudios que destacan las competencias complementarias de las mujeres: mejor comunicación interpersonal, capacidad de cooperación y escucha, promoción de una economía más humana o la capacidad innata a la hora de captar y resolver conflictos. Esto, por no hablar de sostenibilidad. Tengo curiosidad para saber cómo viven y ven las mujeres del sector la firme voluntad del Cava, y más concretamente de la DO, por la sostenibilidad. Laia Esmel lo tiene clarísimo “no solo es importante en el mundo del Cava, sino que tendría que ser de obligado cumplimiento en el resto de los sectores, evidentemente es un aspecto diferenciador que nos ayuda, pero también tiene que servir de ejemplo para otros tipos de negocios”.

Su compañera de Castell d'Age, Olivia, no puede estar más de acuerdo: “para asegurar un futuro, toda la agricultura y los sistemas de elaboración deben ser ecológicos y sostenibles”. Un reto que, aunque acepta que no será fácil, adoptan como propio de su generación.

"Tenemos que definir e implementar un modelo sostenible en el sentido más amplio de la palabra, teniendo en cuenta tres vértices: el medioambiental, el económico y el social." - Olivia Junyent

"Tomar conciencia de que la única vía en la que puede avanzar el planeta es esta”. "No es tanto un elemento diferenciador por nuestro relato sino una gran responsabilidad que debemos asumir con compromiso".

Porque si en una cosa están de acuerdo las tres entrevistadas es que el Cava se diferencia del resto de los espumosos por su gran calidad y por el tradicional método de elaboración, pero con matices. Esmel tiene claro que el territorio, especialmente en el caso de Catalunya.

“Juega un papel diferenciador y muy importante, ya que el método tradicional también se sigue en otras regiones vinícolas, pero al final es un producto que es el vivo reflejo de un territorio”. - Laia Esmel

Todo esto junto a las variedades propias que han convertido el Cava en un producto único y difícil de imitar. Esto por no hablar de su vertiente más gastronómica que lo convierte, según Anaïs, “en un producto capaz de competir con los grandes espumosos del mundo” y añade: “nuestra manera de hacer las cosas también le imprime un carácter y una identidad únicas que tenemos que saber explicar y comunicar aquí y más allá de nuestras fronteras”.

Se ha dicho en varias ocasiones que la visión de la mujer ofrece una nueva perspectiva. Y esto me queda aún más claro después de este agradable rato de conversación. Recupero la copa, para sentir de nuevo las burbujas. Ya las percibo en la boca. En una cata de Cava, ellas son las responsables de proporcionarnos una sensación más que placentera, de frescura, de pureza... pero las burbujas sirven, sobre todo, para brindar. Y hoy brindo por las mujeres del Cava, porque su bonita burbuja, aunque existe desde hace tiempo, siga flotando con fuerza en la superficie y la podamos disfrutar durante muchos años.