El viñedo, el paisaje, el clima y la tierra son actores indispensables en el nacimiento del Cava. El crecimiento de la vid bajo la atenta mirada del viticultor, su ciclo de vida y los cuidados que requiere cada estación del año, son tan solo el inicio de un proceso complejo y al mismo tiempo fascinante que dará como fruto nuestro espumoso de alta calidad, el Cava, capaz de enamorar a una amplia variedad de paladares.
Los ciclos de la vid llenan de color el paisaje a medida que pasan las estaciones. A la vez, van marcando los cuidados y procesos que requieren por parte de la mano del hombre que, constante y siempre presente, debe vigilar que todo siga su curso para asegurar la calidad del fruto; esencia y condición indispensable para tener un gran Cava. Todo ello con el máximo respeto por la tierra y la sostenibilidad de todo el proceso.
Sin excepción, la combinación de todos estos factores tendrán su culminación en la vendimia, el momento en que la uva habrá alcanzado su madurez, con las particularidades y ritmo de cada una de las variedades. El relevo lo tomará el método de elaboración, el gran secreto del Cava y el que lo diferencia de la mayoría de espumosos del mundo. El método tradicional será el encargado de conferir al Cava sus principales características y excelencia.